No
estoy tratando de aprovechar las circunstancias en que muchas voces se
levantarán cuestionando o defendiendo la santidad de 2 Papas que durante
sus pontificados les toco afrontar graves problemas dentro y fuera de
la Iglesia y que unen en un hecho inusitado en la ciudad estado
independiente del Vaticano a 4 personajes que caracterizan 4 estilos
diferentes en una ceremonia de canonización en un periodo relativamente pequeño del gobierno de la Iglesia Católica
donde además los protagonistas provienen de 4 países diferentes después de casi 500 años del dominio Italiano.
El
primero, de Juan XXIII “El Papa Bueno” quien recibiera de su predecesor
acusado de nazista, una Iglesia que buscaba los cambios necesarios para
enfrentarse a los desafíos de
los tiempos modernos de la postguerra. Con esta idea en mente, convoca
al Concilio Vaticano II al que fueron invitados para aportar sus ideas
aunque sin el derecho del voto, a muchos dirigentes y teólogos de
diferentes denominaciones cristianas como Anglicanos, Luteranos,
Protestantes y Evangélicas también por supuesto, a Patriarcas Ortodoxos
y otras cabezas de grupos orientales que buscaban el reencuentro y la
unidad con la Iglesia Madre y en el caso de la Ortodoxa, con su hermana a
la que reconocen desde sus inicios como cabeza de la Iglesia
en la figura de su Obispo Pedro y sus sucesores. No todo parecía ser
optimismo ante esta actitud renovadora de este Papa, Hubo dolorosas
separaciones de grupos religiosos y parroquiales que seguían a sus
pastores y abades que rechazaban muchas de estas reformas y que optaron
por separarse de la Iglesia y continuar una Iglesia tradicional a la
manera de la Iglesia en Francia del Obispo Lefebre.
Por otro lado, la resolución de buscar la Unidad con otros grupos, hizo
nacer el movimiento Ecuménico que fueron descuidados por muchos de sus
ministros, perdiendo gran cantidad de fieles que fueron atraídos por las
ideas novedosas que presentaban muchos ministros protestantes y
evangélicos que encabezaron muchos grupos nacidos de este movimiento,
hasta que fueron separados por sus obispos del seno
de la Iglesia. Otra tragedia sucedió en muchos seminarios esparcidos
por el mundo, en la que alumnos y profesores dejaron su vocación y sus
hábitos aunque siguieron en muchos de los casos, perteneciendo a la
Iglesia fungiendo como conferencistas y educadores de escuelas y
colegios católicos. Del concilio salió también el clamor de una Iglesia
preferencial a los pobres que los jesuitas se encargaron de dar forma
mediante una teología de liberación de las clases oprimidas y que fuera
retomada por muchos obispos Latinoamericanos y de otros continentes
olvidados del tercer mundo, movimiento que fuera destruido por el
cardenal Ratzinger durante el reinado de Juan Pablo II. Mismo que
alentara a la Fuerza del Opus Dei a retomar esta acción, pero no
evangelizando a las masas que ya conocen la pobreza y el desamparo, la
opresión y la injusticia, sino a las clases empresariales en cuyas manos
está el destino de millones de estas gentes.
Pero quizás la más grave tragedia que aun afecta a la Iglesia, se dio
con el acercamiento a las logias que según palabras de Juan XXIII decía:
“Demos una apertura a estos grupos que siempre se han mantenido
alrededor de la Iglesia” y que al referirse al concilio exclamó:
“Abramos nuestra ventana para que entre un poco de aire fresco” mismo
que fue aprovechado por enemigos de la Iglesia para colocar durante el
Pontificado de Paulo VI, a un arzobispo Norteamericano al frente de las
finanzas del vaticano el cual fuera
manipulado por la poderosa Logia P2 para lavar dinero de la Maffia
Italiana (de Milán) con grandes nexos en Estados Unidos que obligo a
este Papa a quien se acusaba de pertenecer o estar muy cerca de esta
maffia, a declarar la Banca Ambrosiana del Vaticano en quiebra, merced a
las grandes presiones del gobierno masónico Estadounidense, por lo que
yo agregaría que además de ser indiscutiblemente un Papa "Bueno y
Visionario", Angelo Roncalli fue además un Papa Ingenuo de cuyo
gobierno, su predecesor solía decir: “Si bien ha entrado un poco de aire
fresco por la ventana de la Iglesia, también ha entrado por ella el
humo de Satanás”. A la muerte de Pablo VI, fue electo Juan Pablo I, El
Papa de la sonrisa, a quien la quiebra de la Banca Ambrosiana había
afectado directamente en su curia y que venía dispuesto a tomar medidas
drásticas en el gobierno de la Iglesia para corregir muchos de estos
errores llegando a decir que si de ser necesario tuviera que vender
muchos de los tesoros del Vaticano, lo haría sin vacilar para solventar
estos problemas, cosas que no pudo realizar, merced a su sospechosa y
nunca explicada causa de su muerte ocurrida durante la noche a solo 33
días de su Pontificado, después de haber cenado y platicado con un grupo
plenamente identificado de jerarcas de la Iglesia sobre los que recaían
gran parte de estos cargos de corrupción. Así fue como muchos de estos
problemas, fueron heredados por Juan Pablo II, electo por un colegiado
dividido en que sus participantes no confiaban del todo de un nuevo Papa
Italiano, eligiendo después de muchos años,
a un Papa que en su presentación, a pesar de hablar el italiano, se
disculpaba por no dominar esta lengua. Este Papa identificado por las
profecías de San Malaquias como el papa de “Labore Solis”
“El Trabajo del Sol” que consiste en recorrer el mundo, fue
indiscutiblemente un Papa viajero, plenamente identificado como un Papa
Mariano a quien además se le identifica como el Papa que San Juan Bosco
viera en su sueño, dirigiendo la Barca de la Iglesia, protegido por dos
columnas emulando a las columnas erguidas en el Alto y el Bajo Egipcio
faraónico, que tanto significado tienen en los Templos Masónicos pero
que en este sueño simbolizan la
fuerza de la Iglesia mediante la figura Eucarística de Jesús símbolo de
la unidad y la figura de María, símbolo de la fidelidad al Dios
Trinitario. A él se debe en gran parte, la caída del bloque comunista en
el mundo. predicho en los secretos revelados en Fátima, quien además de
heredar todos estos problemas derivados del Concilio Vaticano II, poco
se sabe la forma de cómo resolvió “milagrosamente” el pago de la deuda
Vaticana reclamada por Estados Unidos y que fuera acusado también de su
participación para ocultar los casos de pedofilia con que la Iglesia fue
acusada de participar a través de muchos de sus jerarcas usando la
justificación de medios para lograr los fines o dicho de otra manera, a
mantener oculta la verdad para evitar lesionar la reputación de la
Iglesia pero que lesionaría la vida de innumerables personas aunque esté
comprobado que el verdadero origen de estas acusaciones, fuera la
venganza por excluir nuevamente a las logias que aprovechando la
ingenuidad y desinformación de los obispos a la apertura Vaticana,
permitieron a muchos de sus miembros tanto laicos como religiosos e
inclusive jerarcas de la Iglesia, a participar y unirse a estos grupos
que hoy conforman las Logias Eclesiásticas incrustadas en la Iglesia en
los que la curia Romana ha tenido gran participación y que sigue siendo
uno de los más graves problemas a los que se enfrenta el actual Papa
Francisco I. El periodo de transición llevado por su sucesor Benedicto
XVI, fue un periodo en el que recayeron sobre de él, muchas de las
acusaciones que como Inquisidor Mayor, se vio implicado y que al igual
que al Cardenal Bernard Show hoy exiliado en el Vaticano bajo la amenaza
de ser enjuiciado por su participación en el ocultamiento de los actos
de pedofilia ocurridos en su diócesis, fue el primer blanco perseguido
por las Logias a quien además identifican como el responsable de haber
sido excluidas de la Iglesia en Estados Unidos por ser el encargado de
la comisión que para este proposito designo el consejo de Obispos en
Estados Unidos y que fuera avalado para ser excluidas de la Iglesia
Universal a través del Cardenal Ratzinger, hoy enclaustrado o prisionero
en la ciudad del vaticano para evitar acciones en contra de él, que lo
mantienen amenazado por estos hechos que ya había sido descrita por
Nostradamus al mencionar que el Papa renunciaría y seria puesto en
prisión por el Anticristo después de que su sucesor fuera electo.
Quienes miran el nombre de Francisco y la capa Jesuita a la que
perteneció, no miran el simbolismo que envuelven su reinado. Los
Franciscanos y Los Jesuitas Hoy, en la figura del Papa, simbolizan las
dos fuerzas que en el pasado evitaron la destrucción de la Iglesia, Los
Franciscanos que con su ejemplo catequizaron y convirtieron al
cristianismo las fuerzas bárbaras y paganas que invadieron Roma
persiguiendo y desestabilizando la silla de Pedro, que motivo su
alejamiento con la Iglesia Ortodoxa y los Jesuitas, principales
defensores contra un protestantismo que amenazaba con destruir y
dispersar a la Iglesia eliminando su cabeza. Hoy no nos queda duda de
que esta lucha se repite bajo diferentes
circunstancias en este Papa no del fin del mundo pero si del final de
la era, cuyo nombre no es Pedro pero en el que su anillo ostenta no su
nombre pero si el símbolo de las llaves de la Iglesia entregadas a este
apóstol por su maestro y quien además es uno de los de negro (enunciado
por Nostradamus) forma en los que se designaba a los jesuitas de su
tiempo. El Papa Francisco toma las riendas de una Iglesia no dividida,
pero si carcomida desde sus adentros por una Fuerza Eclesial que el
Padre Gobbi relacionara con el Macho Cabrío identificándola con la
masonería, apoderada de gran parte de la curia Italiana y expandida por
todo el mundo, a través de otros jerarcas importantes que apoyados por
este grupo, se hacían impunes y donde muchas de las quejas llegadas a
Roma, se veían anuladas. Esta ceremonia donde se conjuntan los
principales protagonistas de la era de la Iglesia moderna, reunidos en
la Basílica y en la plaza de San Pedro, será una experiencia única en la
historia bajo una ceremonia de canonización que simplemente significa
el reconocimiento de la Iglesia por su vida ejemplar en el seguimiento
de su maestro y que los coloca en el Salón de la fama de la Santidad que
la Iglesia reconoce públicamente de una santidad inmensa de seres
anónimos y a la que todos somos llamados por el maestro, siguiendo sus
huellas en el andar de nuestras vidas, alimentando nuestro espíritu con
sus palabras, anunciando el reino con nuestro ejemplo, y reflejando su
amor en quienes nos rodean, confiando en nuestra inteligencia. Alentados
en nuestra fe y sabedores de que él nos acompaña hasta el final de
nuestras vidas. Después de todo, el Estado también reconoce héroes y
villanos y les fabrica monumentos y los recuerda en sus calles y
avenidas, en sus ciudades y pueblos y que elimina a sus villanos
evitando recordarlos. En México tenemos varios, entre ellos al General
Porfirio Días, quien peleara contra los Franceses durante la dominación
de Maximiliano de Hasburgo, pero que irónicamente se refugió en Francia
donde sus restos aun no merecen su repatriación a un México que durante
su tiempo se mantuvo fuerte en su economía y en su peso y que a su
exilio, sus bienes fueron saqueados y repartidos entre sus enemigos,
dejando a su familia en la pobreza, a su Estado en manos de nuevos
caciques y aun país dependiente de su economía del que el general al
referirse solía decir: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de
los Estados Unidos”. Hoy en día
la distancia no cuenta para el neoliberalismo que utiliza al humanismo
como demagogia pero cuyos fines son sin lugar a dudas la riqueza para
convertir a los ricos en más ricos y a los pobres en más pobres y que
necesita de muchos nuevos héroes que hagan soñar
a las clases oprimidas, aunque sean héroes de películas o de personajes
como en las novelas de García Márquez. Los Templarios vivieron esta
tragedia, y sus cabezas sumisas como corderos fueron enviados a la
hoguera siguiendo con ello, los pasos de su maestro, condenados por una
Iglesia que hace Santos y Condenados, ejecutados por un Gobierno Civil o
Monarquico que hace Héroes y Villanos y recordados por muchos de
nosotros que seguimos soñando
que algún día uniremos nuestras fuerzas en un Temple cuya espiritualidad
va más allá que todas sus riquezas y que mira en Jesús, el modelo de
perfección que agrada al Padre. Por todo esto, el concilio continua, la
Iglesia se fortalece, la fe se renueva, la esperanza se alienta y el
amor se enciende, en una ceremonia única en su historia, contemplada
además por millones de seres humanos esparcidos por todo el planeta que
abrigan en su corazón, un mundo lleno de amor, de justicia y de paz.
Desde la soledad del Temple
Vicente de Houston
Un Marshall olvidad
"UBI AMOR IBI OCULOS"
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